martes, 28 de mayo de 2013

¿Hay vida más allá de la muerte?

¡Hola compañeros!

Hoy traigo un tema totalmente humano: la muerte. Como veis en el título no me ando con contemplaciones ni paños calientes. He tenido la desgracia de sufrir la muerte de un ser muy querido y cercano y qué mejor momento que este para investigar sobre la muerte. Sin embargo, antes de empezar hagamos un trato: no involucremos a la fe en la discusión, quiero tratar este asunto desde un punto de vista completamente filosófico. Evidentemente la religión tiene mucho que decir al respecto, pero teniendo en cuenta que este es un blog de filosofía me gustaría obviarla. Eso no quiere decir que no valore lo que la religión tiene que decir al respecto, sino que el debate se tornaría muy vasto y complicado y me gustaría mantener el perfil divulgativo y sencillo de este nuestro blog.

Dicho esto, pasemos a ver cómo planteamos el asunto. Veamos a los que han sido mayoría: los filósofos que han defendido que existe algo más allá de la muerte. Por supuesto, tendríamos también que analizar en qué consiste ese algo, que realmente eso es lo que nos interesa (no sé yo si me atrae mucho la idea de reencarnarme en un gusano de playa). Pero no adelantemos acontecimientos.

La mayoría de los filósofos han estado históricamente de acuerdo en que la muerte no es el final, sino el comienzo de algo diferente (si bien han discrepado sobre qué forma concreta adopta esa vida ultraterrena). Esto supone la aceptación de la existencia de un alma inmaterial dentro de cada uno de nosotros que sobrevive a ese gran trauma que es la muerte, la separación de nuestro cuerpo. Esa alma suele ser considerada de naturaleza racional. Es decir, es inmaterial porque trata con objetos inmateriales como las ideas y los conceptos. Según estos filósofos aquello que se relaciona con lo inmaterial ha de ser también inmaterial. En el Fedón o sobre la inmortalidad del alma, diálogo maravilloso de Platón, se nos ofrece el siguiente argumento: puesto que el alma es el principio de vida, es imposible que muera, puesto que iría en contra de su misma esencia. Sería como decir que es posible convertir al 3 en un número par. Filósofos posteriores, como los racionalistas, afirmarán que el alma humana es tan diferente al cuerpo que no existe en realidad relación alguna entre ambos. De este modo, el cuerpo se disuelve tras la muerte, pero el alma no sufre cambio alguno.

En resumen, multitud de filósofos han mantenido y afirmado la inmortalidad del alma hasta prácticamente nuestros días. No deja de resultar una falacia de autoridad el asentir al pensamiento de hombres tan inteligentes, pero en realidad no nos dejamos deslumbrar por su inteligencia, sino por el resultado de ella, sus razonamientos. Seguiré próximamente en otra entrada porque esta va a quedarse muy extensa y no es esa mi intención.

Os dejo con este maravilloso fragmento de Séneca (¡otra vez!). Tuve que traducirlo del latín en la carrera y ya en esos años embrutecidos universitarios me marcó profundamente la intensidad de este hombre. Séneca consuela a su madre por su exilio en una larga carta que termina así:

Por lo demás, puesto que es inevitable que, aun cuando hayas
hecho todo esto, de vez en cuando tus pensamientos recaigan en mí,
y que ninguno de tus hijos te ande rondando más a menudo, no porque
ellos sean menos queridos, sino porque es natural que se lleve la
mano más frecuentemente donde duele, oye cómo tienes que pensar
en mí: alegre y sin pesar como en las mejores ocasiones. Pues son las
mejores, porque el alma, desprovista de todas sus preocupaciones
está libre, y tan pronto se recrea en ocupaciones ligeras, como se
alza, ávida de verdad, a considerar su naturaleza y la del universo.

En primer lugar se interesa por las tierras y su disposición; a continuación
por la naturaleza del mar que las rodean, y sus mareas alternas
altas y bajas; luego, sobrecogida, contempla todo lo que se
extiende entre el cielo y las tierras, este espacio agitado por truenos,
rayos y ráfagas de viento, de nubes y de nieves, y por el golpear del
granizo; entonces, tras recorrer las cosas más bajas, irrumpe en las
más elevadas, y goza del hermosísimo espectáculo de lo divino:
recordando su eternidad en todo lo que ha sido y ha de ser, recorre
todos los tiempos.


¡Saludos melancólicos!

lunes, 20 de mayo de 2013

La libertad no existe: los filósofos de la necesidad

¡Hola compañeros!:

Ya anuncié en la penúltima entrada que pronto os hablaría de los filósofos que defienden que no podemos ser libres. Son relativamente pocos comparados con aquellos que defienden la libertad pero aun así sus argumentos son poderosos y merece la pena que sean escuchados (o leídos, más bien). Ya adelantamos la teoría del bueno de Spinoza acerca de que en realidad no somos libres y que la libertad no es más que el desconocimiento de las causas que mueven la conducta del ser humano. En último término, para el autor, nuestra libertad es una ilusión producida por la ignorancia.

Lo interesante aquí está en comprobar que los ancestros intelectuales de Spinoza (reconocidos por él mismo) se encuentran muy lejos en el tiempo, allá por la época romana. El estoicismo es una escuela de filosofía que tuvo muchísimo predicamento en la época imperial romana porque sus ideas encajaban muy bien que el ideal romano acerca de cómo debe ser un buen ciudadano. El estoico más famoso fue Séneca y ya que tenemos a un ilustre hispano entre las filas de filósofos digamos algo sobre su pensamiento.

Para los estoicos el ser humano no es libre porque todos nos hallamos sujetos al destino (fatum), a la fatalidad. Ese destino gobierna nuestras vidas y hace que cualquiera de nuestras decisiones carezca de peso a la hora de regir nuestras vidas. Lo único que podemos hacer es contentarnos con aceptar aquello que el destino nos tenga reservado y no tratar de cambiar aquello que no se puede cambiar. No podemos elegir lo que nos ocurre pero sí la forma de afrontarlo. Existe por tanto una cierta libertad en el ámbito de la actitud, más que en el de los actos. El mundo y los dioses nos imponen una cierta realidad que no podemos -ni debemos- cambiar; no obstante, sí que podemos elegir aceptar estoicamente (valga la redundancia) lo que nos ocurra. Séneca es el autor de una de las frases más bellas e inspiradoras de la cultura romana:

Fata volentem ducunt, nolentem trahunt.

(El destino guía al que se somete y arrastra al que se resiste)

Resulta interesante comprobar cómo las filosofías de la necesidad surgen como una respuesta a una demanda social. Generalmente, terminan siendo filosofías consolatorias. Es decir, tratan de dar consuelo ante las desgracias de la vida mediante la asunción de que todo lo malo que nos ocurre en realidad no es culpa nuestra sino que es el destino el que nos pone frente a ello. Para estos pensadores (Spinoza incluido) la virtud más destacada del ser humano es la de aceptar sin pena ni alegría lo que el destino le tenga deparado. Hemos de ser fuertes y acorazados, sin caer en la depresión o en la euforia, pues en último término nada depende de nosotros y lo que hoy es tristeza mañana puede ser alegría (o viceversa). Hacer depender nuestra felicidad de todos esos bienes externos nos hace depender de poseerlos, lo cual en último término hace depender la felicidad de todo tipo de factores externos que poco o nada tienen que ver con nosotros.

Depositemos nuestra felicidad en un lugar del que no pueda sernos arrebatada, nuestro interior. Por eso dice que el "mayor imperio es el imperio de uno mismo". Él mismo no los recuerda:

¿Preguntas qué es la libertad? No ser esclavo de nada, de ninguna necesidad, de ningún accidente y conservar la fortuna al alcance de la mano.

¡Saludos filosóficos!

jueves, 9 de mayo de 2013

¡Me han dado un premio!

¡Hola compañeros!

Hoy rompo mi rutina de entrada semanal (aunque ya me gustaría cumplirla siempre) pero es por una buena causa: ¡ME HAN DADO UN PREMIO! Es un reconocimiento entre blogueros que recomiendan el blog a otras personas por la causa que sea. Es el "Lovely Blog Award" y los más avispados ya lo veréis en la esquina inferior de la página, donde ya quedará por siempre jamás.

En primer lugar quiero agradecer a la bloguera que me lo ha concedido y a la vez felicitarla por sus maravillosos consejos para cocinar comida italiana http://www.enunacocinaitaliana.com/; no dejéis de pasaros por ahí para comprobarlo vosotros mismos.

Por mi parte quiero premiar a estos blogs por su contenido original, aunque no sean estrictamente filosóficos:

- Por explicar la historia de un modo delirante y constructivo, pero sobre todo divertido http://lacruzdecoronado.wordpress.com/
- Por escribir microrrelatos fantásticos y por aguantar estoico mis clases http://gonzaloarbex.blogspot.com.es/

Tendría que pensar algunos más pero por ahora se me ocurren estos. Si me leéis tenéis que responder a esto chavales y postearlo en vuestro blog igualmente.

¿cuál fue el motivo por el que creaste el blog?
¿cuántas entradas escribes en un mes? ¿tienes elegido un día para publicar?
¿cuánto tiempo le dedicas a tu blog?
¿cuál es la entrada más exitosa de tu blog? ¿por qué crees que es así?
¿cómo promocionas tus entradas y tu blog?
¿cómo ha evolucionado tu blog?
¿dónde encuentras nuevas ideas para tu blog?
¿cómo haces las fotos?
¿vas a cambiar algo de tu blog en el futuro próximo?
¿ quién y/o qué te anima a seguir?
¿qué tienen en común los blogs que vas a premiar a continuación?

Se me pide que responda a una serie de preguntas, a modo de entrevista, así que  ahí voy.

¿Cuál fue el motivo por el que creaste el blog?

En realidad, como muchas de las cosas que hago, surgió sin demasiada premeditación. Visitando páginas webs de filosofía y otros blogs me he ido percatando de que hay un montón de información disponible, pero nunca encuentras esa explicación sencilla que acompañe a esa información con lo que la confusión es muy grande. Es decir, no solamente hay que informar sino también acompañar en esa información para que sea correctamente comprendida y deje cierto poso.

¿Cuántas entradas escribes en un mes? ¿Tienes elegido un día para publicar?

Mi objetivo es siempre hacer unas cuatro o cinco entradas al mes (una a la semana) pero no siempre es posible porque la vida real te arrastra en sus avatares. Prefiero publicar a principios de semana, lunes o martes a ser posible.

¿Cuánto tiempo le dedicas a tu blog?

Cada vez más, la verdad. A medida que las visitas y los comentarios van aumentando también lo hace mi autoexigencia. Intento que el que llegue se sienta a gusto y quiera quedarse y volver.

¿Cuál es la entrada más exitosa de tu blog? ¿Por qué crees que es así?

Sin duda, la entrada de Descartes "Pienso, luego existo". Al ser una de las frases más famosas de la historia su búsqueda en Google les lleva directamente a este blog (tengo la suerte de ser una de las primeras respuestas a esa búsqueda). También la entrada de los dilemas morales tiene muchísimo éxito, así como la del problema del cambio.

¿Cómo promocionas tus entradas y tu blog?

Principalmente a través de Twitter y Facebook, con muy buenos resultados la verdad.

¿Cómo ha evolucionado tu blog?

Pues comenzó como una pequeña idea para recoger contenidos para los alumnos pero ha evolucionado con mucha rapidez hasta conseguir que el número de visitas aumente espectacularmente mes a mes. Supongo que hay mucha gente a la que le interesa la filosofía ¡contra todo pronóstico!

¿Dónde encuentras nuevas ideas para tu blog?

Depende de los días: pueden ser comentarios casuales de lectores, materia de mi asignatura, reflexiones personales que vienen desde hace tiempo rondándome la cabeza, etc. No me cierro a nada.

¿Cómo haces las fotos?

Las fotos no son lo mío, las tengo que robar de internet. ¡El día que a alguien le dé por comprobar los derechos voy a meterme en problemas! :)

¿Vas a cambiar algo de tu blog en el futuro próximo?

En principio voy a empezar a abrirme a colaboraciones de lectores para que ellos publiquen también reflexiones filosóficas en el blog. ¡También es de ellos! Pero iré poco a poco porque quiero asegurarme de que el contenido es bueno.

¿Quién y/o qué te anima a seguir?

Los lectores. Siempre. El día que nadie entre en el blog será el día de "colgar el teclado". O de colgarme con él, no hay que despreciar esa opción tampoco...

¿Qué tienen en común los blogs que vas a premiar a continuación?

Todos me han sorprendido de una manera u otra. Y si mi blog, que es patatero, tiene el premio, ellos lo merecen mucho más.


¡Muchas gracias por estar ahí!

miércoles, 8 de mayo de 2013

La libertad

¡Hola compañeros!

El otro día algunos de vosotros me confesabais de viva voz la honda impresión que os había producido la última entrada sobre la libertad en Spinoza. En el momento de escribirla no caí en la cuenta de que quizás no traté el tema con toda la delicadeza que debía. No es otra cosa que un defecto profesional: a veces no me percato de que estos asuntos son nuevos para muchos de vosotros, y que jamás os habíais planteado ninguna problemática alrededor de ellos y, hala, llego yo y pongo en duda todo sin ni siquiera dedicarle un poco de ceremonia.

En concreto, resulta que alguno me decía: "me he quedado fatal, lo de que no somos libres, ¡a ver si es verdad eso! ¡Qué deprimente!". Lejos de mí el deseo de deprimir a nadie, sino más bien al contrario, trató de estimular el debate y la reflexión. Ni quiero que nadie cambie sus ideas, sino más bien que asiente sus propios valores sobre cimientos más sólidos y firmes. Sin embargo, por aquello de presentar las dos caras de la misma moneda, voy a intentar presentaros un panorama más completo sobre la cuestión de la libertad para que vosotros mismos podáis llegar a conclusiones. Como siempre, los comentarios son más que bienvenidos.

Hoy defenderé la libertad. Dejaré su ataque para la siguiente entrada.

Y es que ¡cómo no vamos a ser libres! Todos albergamos dentro de nosotros ese sentimiento de que somos libres. No es que tengamos libertad, no. Es que SOMOS libres. Forma parte constitutiva de nuestro ser y nadie podría jamás convencernos de lo contrario. Del mismo modo que uno se sabe enamorado, no necesita de demostraciones teóricas ni de tratados sobre el tema, la libertad resulta un sentimiento que nos revela una verdad profunda. Nuestra sensación de libertad resiste frente a cualquier ataque pseudointelectual o filosófico. Una defensa de la libertad de este tipo será la que lleven a cabo pensadores románticos, que tanto hincapié hacían sobre los sentimientos y las pasiones. De hecho, en la época romántica tiene lugar la consabida polémica "naturaleza vs. libertad": ¿determina lo que somos lo que podemos llegar a ser?

Kant, un poco antes, defendía que la libertad no puede ser comprendida o explicada teóricamente. No es un concepto sino más bien una condición: si no existe la libertad entonces no podríamos juzgar moralmente. Evidentemente, no podemos juzgar moralmente a alguien que actúa obligado, sin posibilidad de elección. Como mucho podemos retenerlo o castigarlo por ser un peligro (como haríamos con un animal peligroso, por ejemplo) pero jamás juzgarlo moralmente. La libertad se convierte en Kant en una condición necesaria para que exista la ética, lo bueno y lo malo.

Filósofos más actuales, como los existencialistas, hacen de la libertad la base del ser humano. Para ellos la libertad es lo que define primordialmente al hombre. Somos, ante todo, libertad. No hay una naturaleza humana que determine los actos del ser humano, sino que son nuestras acciones las que determinan quiénes somos. Nuestra libertad moldea nuestra forma de ser, no al revés. No obstante, para los existencialistas la libertad es más una maldición que un don, pues nos hace máximamente responsable de nuestros actos. Los seres humanos, dirá Sartre, estamos condenados a ser libres.

En realidad, relativamente pocos filósofos han atacado la libertad. Indicaré a algunos de ellos en la próxima entrada a pinceladas, como he hecho en esta. Hasta entonces os dejo con este canto argentino a este bello don que poseemos, o no...


¡Saludos filosóficos!