martes, 16 de julio de 2013

¿Está la felicidad unida a la ignorancia?

¡Hola compañeros!

He estado un largo tiempo sin escribir pero es que me he cogido unas pequeñas vacaciones que también incluían al blog.

Hoy vamos a hablar de un tema que se ha repetido en muchas ocasiones y que todos hemos escuchado varias veces seguro. A veces da la sensación de que es mejor no saber para ser felices (ojos que no ven, corazón que no siente, ¿no?) y de que saber demasiadas cosas nos condena a una vida de desgracia y desencanto continuo. Hay gente incluso que activamente busca no sabe cosas que le puedan desagradar para no caer en ansiedad o depresión. ¡Qué demonios! Yo mismo he sufrido en ocasiones ese síndrome de avestruz de hundir mi cabeza en la tierra para no saber algo malo.

Desde luego ha habido filósofos que han mantenido que la ignorancia es felicidad y que el conocimiento tiene un punto perverso que malogra al ser humano y le sume en la desgracia. Eso es algo que sobre todo ha tenido predicamento en la postmodernidad y todo el siglo XX. Para estos pensadores (no sé captáis la paradoja de ser un pensador y mantener esto) la razón y la ciencia son instrumentos erribles de dominación que en último término nos impiden ser nosotros mismos. El camino de la irracionalidad y la emotividad es para ellos mucho más seguro y "humano". Obviamente muchos de estos pensadores vivieron los horrores de las guerras mundiales con sus ideologías salvajes y los inventos bélicos que sirvieron para condenar a la extinción millones y millones de vidas. Esto hace que se desmorone el mito de que la ciencia y la razón podrán traer paz y progreso a la humanidad (mito que venía perpetuándose desde el renacimiento, prácticamente) y por tanto el ser humano debe evitar pensar demasiado, saber demasiado, plantearse demasiado... Una razón de bajos vuelos que no quiera nunca aspirar a conocerlo todo. Al fin y al cabo, la curiosidad mató al gato, ¿no? (cómo estoy hoy de refranero, por dios).

Y sin embargo... la ciencia sigue avanzando como nunca lo ha hecho, seguimos escudriñando el universo en busca de respuestas sobre nuestro origen, sobre el origen de la realidad, etc. Hoy en día hay más libros que en toda la historia de la humanidad junta; es cuestionable que eso equivalga a que haya una mayor sabiduría pero no podemos dudar de que cada vez estamos más cerca de llegar a respuestas sobre la naturaleza y nuestra realidad. Culpar a la razón y a la curiosidad humana de que perpetren crímenes y sean perniciosas para el ser humano es simplemente no querer ver las cosas con objetividad. Es cierto que la ciencia y el conocimiento pueden ser utilizados para fines malvados, pero esos fines son muy ajenos a los fines científicos genuinos. La ciencia no tiene la culpa de que explotase una bomba en Hiroshima, sino las ansias de poder humanas, nuestra propia ambición desmedida. La primera víctima de esa bomba fue nuestra propia confianza en la razón, en la ciencia, para poder construir una sociedad en la que el sufrimiento  sea menor.

¿Qué opináis filósofos? ¿Creéis que es la ciencia el camino hacia un mundo mejor o debe siempre tutelada y vigilada para que no se desmadre y cree verdaderas pesadillas?

¡Saludos filosóficos!