miércoles, 8 de octubre de 2014

El Estado (parte 3): lo "público"

¡Hola compañeros!

Lo prometido es deuda y aquí vuelvo para poneros al día sobre las últimas novedades del Estado, ah nuestro amigo el Estado. Hoy retomamos la discusión con una pequeña investigación acerca de lo público y lo privado y las consecuencias que una mala concepción de ambos tiene para nuestra vida y nuestra sociedad.

Frecuentemente se asocia lo estatal a lo social o incluso a lo público. Hasta el punto que se produce una identificación completa entre lo público y lo estatal, de tal modo que solamente el Estado puede proveernos de servicios públicos; el Estado es lo público. Esto se nos manifiesta en las reivindicaciones que se llevan a cabo con la sanidad "pública", con la educación "pública", etc. En realidad lo que están manifestando es una protesta en favor de la sanidad "estatal" y la educación "estatal" pero torticeramente se oculta ese adjetivo (que suena un poco rancio) en favor de la palabra "público", que suena mucho mejor. De hecho a esas palabras las llamaban algunos pensadores "palabras comadreja" (weasel words). Las comadrejas son capaces de chupar los huevos sorbiendo por un agujerito de sus cáscaras todo su contenido, de tal manera que que el huevo queda intacto por fuera pero vacío por dentro. Esto exactamente es lo que ha ocurrido con palabras como "social" o "público".

No siempre ha sido así, sin embargo. Lo público, por definición es algo a lo que en teoría puede tener acceso todo el mundo mientras que lo privado es algo a lo que solamente tienen acceso aquellos que nosotros elegimos. Lo privado es por tanto una esfera íntima y familiar a la que se entra rara vez. No es la posesión y la propiedad lo que indica la privacidad o la publicidad de algo sino su accesibilidad. Mi casa es privada no porque sea mía sino porque solamente yo tengo las llaves. Del mismo modo que puedo convertir mi casa en un restaurante y hacerla pública porque cualquiera puede acceder a ella (teóricamente), aunque siga siendo mía. La casa del rey no es suya porque pertenece al Estado, pero no es pública porque no todo el mundo puede acceder a ella. Por tanto, la primera confusión frecuente entre público y privado se deriva de esta mala interpretación (voluntaria, no lo dudéis) de la propiedad. Algunos me contestarán que un restaurante de lujo no es público porque no todo el mundo puede pagar su comida y por tanto esa accesibilidad teórica no se cumple en la práctica. Pero es un argumento débil, porque también llamamos público a una universidad estatal y no todo el mundo puede acceder a ella (hay unas notas de corte que lo imposibilitan). Así pues, siguiendo esta misma lógica, todas las escuelas son públicas y toda la sanidad es pública, lo que ocurre es que algunas son estatales. No tiene sentido abrir un negocio "privado" (poco tiempo iba a durar) sino que siempre ha de estar abierto al público, por selecto que este sea.

¿Por qué ha secuestrado el Estado lo público? ¿Qué siniestra lógica se esconde tras la pretensión de que lo público es siempre estatal y viceversa? Básicamente la pretensión de que todo lo que hacemos en común ha de estar tutelado y vigilado por el Estado. Que nuestra libertad es siempre sospechosa y que si no se nos controla no podemos convivir en paz. Que si el Estado abandona sus proyectos estatales la gente morirá por las esquinas de inanición y enfermedades, como si fuéramos imbéciles.

Si el Estado abandona la sanidad estatal surgirán enseguida cientos de proyectos sanitarios adaptados a las necesidades de los consumidores que darán una cobertura sanitaria adecuada a los intereses de cada uno de nosotros, en función de lo que deseemos. Los que tengan menos dinero tendrán acceso a coberturas sanitarias del mismo modo que tienen acceso a coches, casas, comida, etc. aunque no sean millonarios. Lo mismo podemos afirmar de la educación: si desaparece la educación estatal (que taaan grandes resultados está dando históricamente) surgirán en su lugar multitud de proyectos (con inversión privada pero igualmente públicos, es decir, abiertos a todo el mundo) que la sustituirán y ofrecerán servicios adaptados a cada consumidor. Ni hablemos de las pensiones.

En resumen, la tutela del Estado sobre nuestras vidas resulta tan asfixiante, tan atroz, tan totalitaria, que no queda más remedio que rebelarse. No de un modo violento, por supuesto, pues la vida humana está por encima de cualquier idea pero sí de un modo ideológico y político. Trabajamos como esclavos para el Estado durante más de medio año (¡los egipcios solamente estaban obligados a trabajar en la pirámide solamente tres meses!) y aún así dicen que vivimos en una sociedad capitalista (¡ja!). Que baje Dios y lo vea. Los aspectos estatales de nuestra sociedad son socialismos parciales, comunismos en pequeñito que siguen tonteando con la idea totalitaria y racionalista de que es posible organizar las sociedades desde arriba. Siguen pensando, en definitiva, que el individuo es un débil mental.

¡Saludos filosóficos!

5 comentarios:

  1. No estoy muy de acuerdo con que desaparezca la educación y la sanidad "estatal" o pública, porque hoy en día mucha gente no se podría permitir esas necesidades básicas con los sueldos indignos que reciben. El Estado debería proveer unas necesidades mínimas básicas accesibles a todo el pueblo, este gasto social se realiza gracias a los impuestos que paga el pueblo. Otra cosa es que haya políticos corruptos que en vez de invertir este dinero en la mejora de la situación de la sociedad, prefieran mejorar sus situación económica que seguramente no hace falta incrementar.

    El sistema debería mejorar la justicia que debería trabajar regulando todos estos procesos con más rapidez y efectividad, no tardar tanto tiempo en resolver los juicios de los políticos corruptos.La corrupción no es del todo culpa del sistema, que si tiene bastante culpa ya que se debería vigilar y controlar todo él mismo por los jueces.

    Pero la corrupción es sobre todo un problema ético y moral, ya que este se refleja entre otras cosas, en que los corruptos no suelen dimitir cuando los pillan, esto demuestra dos cosas: la primera que si nos les hubieran pillado no hubieran dejado de seguir robando (aunque ya está mal empezar); y la segundad es que si están metidos en casos de corrupción deben dimitir tan solo por haber demostrado que son inadecuados para ese puesto y no dimitir sería tener demasiada falta de vergüenza, egoísmo y desinterés por la sociedad en la que viven.

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    1. Hola random citizen:

      Vayamos por partes.

      a) Esos "sueldos indignos" lo son en gran parte porque el Estado le rapiña un alto porcentaje de su sueldo para destinarlo a "necesidades básicas". Por ejemplo, un mileurista paga 9000 y pico euros de impuestos al año (en realidad es dosmileurista). Y con ese dinero podríamos proveernos a nosotros mismos de servicios privados sin ningún problema.

      b) La corrupción surge de esa circulación incontrolada de dinero. Es utópico pensar que con la cantidad de dinero que ven los funcionarios de todo pelaje nadie se quede con nada. Tanto la educación como la sanidad son las excusas ideológicas de partidos estatistas para robar al pueblo sus recursos y vivir de los demás con todo el descaro. Y que además les demos las gracias por ello.

      c) Más jueces no arreglarían el problema de la corrupción sino que encima nos forzaría a pagar más impuestos para pagar sus salarios. No gracias.

      ¡Gracias por comentar!

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  2. Creo que es muy arriesgado que el Estado desaparezca del mapa en el tema de la sanidad. La sanidad debe ser para todo el mundo igual, es decir de calidad pienso que su privatización generaría injusticias con los menos favorecidos. Al menos ahora todos ricos y pobres pueden ser tratados en un hospital y atendidos con las mejores tegnologias disponibles. El nivel de la sanidad en España es bueno. Mejorable eso sí. Mejor no cambiar lo que funciona. En la educación me da igual considero que la educación es malísima solo salvada por algunos brillantes profesores.

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    1. Errata: tecnología

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    2. Estoy de acuerdo en que la sanidad española está bastante bien. Ten en cuenta que el prestigio de los gobiernos socialdemócratas hoy en día se encuentra sobre todo en la provisión de sanidad. Es lo único que les da legitimidad y tiene al pueblo contento (como el circo en la antigua Roma) por lo que ponen muchos recursos en juego para que funcione... pasablemente.

      La sanidad privada sigue siendo mejor con muchos menos recursos que la pública, y estamos condenando a una gran parte de la población a sobrefinanciar una sanidad subóptima cuando podrían financiarse ellos mismos si dispusieran de su dinero libremente.

      ¡Gracias por comentar!

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