martes, 27 de noviembre de 2012

Buscando la felicidad: la teoría eudemonista

¡Hola compañeros!

Hoy toca hablar de algo que todos nos hemos planteado alguna vez: ¿cómo puedo ser feliz? En esta época de incertidumbre y duda, de zozobra y malestar esta cuestión se vuelve de más actualidad que nunca. Ser feliz parece hoy más difícil que nunca, con todos estos problemas que tenemos (tanto sociales como personales).

Afortunadamente, aquí está la filosofía para ayudarnos en este proceso. Aristóteles mantendrá que el fin último del hombre es alcanzar la felicidad. Todo lo que el hombre realiza en su vida lo hace para alcanzar la felicidad, pues es imposible que nadie se desee el mal a sí mismo: siempre actuamos buscando nuestro propio bien. Algunos de vosotros argumentaréis que esto no es siempre cierto, pues muchas veces actuamos mal a sabiendas, e incluso en contra de nuestros intereses. Pongamos el ejemplo más radical de todos: un suicida. Un suicida actúa de tal modo que se quita lo más preciado (la vida). Sin embargo, actúa así porque vivir le resulta insoportable, porque la felicidad es imposible en el estado de cosas que está sufriendo; por tanto, resuelve quitarse la vida como una manera de evitarse mayor sufrimiento, es decir, mayor infelicidad.

Por supuesto, eso no quiere decir que TODO lo que hacemos sea bueno para nosotros realmente sino que simplemente buscamos el bien que creemos conveniente en cada momento, con la posibilidad de errar y equivocarnos y en realidad procurarnos un mal sin querer (puede ser el caso de un drogadicto que busca drogarse para ser feliz, pero en realidad eso le causa mayor infelicidad y frustración). Para encontrar la felicidad de verdad el hombre ha de actuar conforme a su naturaleza y no saltarse las normas.

No voy a entrar en detalles acerca del camino que Aristóteles determina que hemos de seguir como seres humanos, sino que me voy a quedar con el fondo de la cuestión. Comportarse moralmente no es solamente una exigencia ética o incluso religiosa; comportarse moralmente es una exigencia y una condición que hemos de seguir para poder ser felices. Según los griegos (y en este punto no puedo más que estar de acuerdo con ellos) el hombre virtuoso será feliz, y el hombre malvado no lo será. Así de simple. Hacer el bien, según esta perspectiva, siempre tiene una recompensa en forma de felicidad, mientras que hacer el mal produce infelicidad en el que se comporta así. Es por esto que Sócrates prefiere recibir una injusticia a cometerla: al recibirla su valía moral queda intacta, así como su capacidad de ser feliz, mientras que al cometerla ya queda manchado con la acción y será un desgraciado toda su vida hasta que consiga reparar su falta.

Cada día que pasa estoy más convencido de esto: las buenas acciones te llevan por la senda de la felicidad mientras que las malas te hacen más desgraciado. Quizás esto se deba a mi carácter poco conflictivo o a cobardía pura y dura, pero a mi alrededor todo lo que veo no hace más que confirmar esto. Veo a gente excelente que es feliz, aunque la vida le trate mal y a pesar de las adversidades de la fortuna. Pero también percibo la soledad del hombre malvado, la tristeza inherente a esa soledad, la amargura de la desconfianza y la infelicidad de las malas acciones, las mentiras y los engaños.

Tristemente, esto no se puede enseñar en un colegio, solamente se puede mostrar con la propia vida, con el propio ejemplo, y confiar en que sirva para ilustrar a generaciones venideras en que la búsqueda de la propia felicidad es inseparable de un comportamiento moral, en definitiva, humano.

¿Qué opináis?

¡Saludos filosóficos!

6 comentarios:

  1. Ya lo dice el Libro de Isaías: No hay Paz para los malvados.

    Carmelo P.

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    1. Hola Carmelo,

      De verdad lo creo aunque suene cursi. La gente mala no descansa, ¡pues no encuentran nunca descanso en sus almas!

      Gracias por comentar, ¡un saludo!

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  2. Pero como no define Vd. que cosa es "ser feliz" su argumento carece de sentido. El fin del hombre es la vida eterna. Si Dios no existe todo está permitido, luego nada se antepone a "mi felicidad"?
    No se, deja Vd muchas cosas en el aire.

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    1. ¡Gracias por comentar random citizen!

      No he mencionado ni la vida eterna ni a Dios porque ambos conceptos le resultan un poco extraños a Aristóteles. Curiosamente, consigue sostener que la vida virtuosa es el único camino hacia esa felicidad sin mencionar a Dios.
      ¡No es un logro pequeño!

      Un saludo

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    2. La vida virtuosa que cada cual se plantea dia a dia.

      !saludo!

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  3. Estoy de acuerdo. Ninguna fuerza, por mitica que parezca, tiene mas relevancia sobre el ser humano que su propia personalidad y forma de ver la vida.
    Luis Beltrán

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