¡Hola compañeros!
Últimamente he estado recibiendo algunas llamadas de personas que me pedían consejo para su primer curso como profesores. Algunas de ellas solamente se interesaban por el aspecto más práctico del asunto, como los títulos, las prácticas y cosas así, pero otros preguntaban directamente qué aspectos debían tener en cuenta para afrontar algo tan estresante y amenazador como es el primer año de clases. Es decir, finalmente terminas tus grados y títulos necesarios para impartir una asignatura y te enfrentas a tu primera clase. ¿Qué consejos puedo dar a alguien en esa tesitura? Dentro de la arrogancia que se esconde detrás de todo "aconsejador", podría escribir veinte o más pero por ahora empezaremos con estos diez y si os convencen escribo una segunda remesa. A por ello.
1) Prepara las clases: al margen del tipo de profesor que vayas a terminar siendo siempre lleva la clase preparada, o al menos estructurada de algún modo. No tengas tiempos muertos durante la clase. Ten claro el objetivo al que quieres llegar durante esos 50 minutos y cúmplelo. Haz saber a los chicos si hace falta hacia dónde te estás dirigiendo para que te ayuden. Pero no entres improvisando. Ningún buen comunicador improvisa completamente, siempre parten de alguna estructura sobre la que hacerlo. Pero si es tu primer año o tus primeras clases no improvises, o hazlo lo menos posible. Conseguir que la clase fluya y salirse del guion lo da la experiencia y el saberse autoridad en el aula; es una consecuencia, no una manera de hacer las cosas.
2) Olvida tus problemas: tu clase es tu santuario. Nada de lo que sucede fuera del aula ha de distraerte de lo que está sucediendo en el interior. Si no tienes toda la mente y todo tu cuerpo enfocado en la clase los alumnos lo notan y desconectan. Muchos de los problemas que se dan en el aula provienen de no estar completamente concentrado en el aquí y el ahora. Por supuesto, ni voy a mencionar el tener el teléfono móvil dentro del aula. El teléfono se queda en el abrigo dentro de la sala de profesores.
3) Jamás desautorices a un compañero: a veces nuestros compañeros toman decisiones respecto a los alumnos con las que no estamos de acuerdo (normalmente castigos o recompensas) pero jamás debemos verbalizar esa opinión delante de un alumno. Aunque solo sea desde un punto de vista pragmático, pues un alumno olvida rápido y un compañero no. Los alumnos van y vienen pero tus compañeros permanecen; además, ¿quién puede afirmar que siempre es totalmente justo en sus decisiones y nunca se equivoca? Tú también te equivocas, así que sé prudente y respalda siempre la autoridad de un compañero.
4) Valora las notas en su justa medida: no son importantes pero son necesarias. Las notas dan mucha información sobre el alumno, información que en muchos casos va más allá de lo académico. Un niño que de repente tiene un bajón de notas significativo está teniendo problemas extraacadémicos casi siempre, y esa información podría no habernos llegado de otro modo. Además, a ellos las notas les resultan inmensamente útiles como objetivos a los que dirigirse: son su sueldo. Si nosotros no estamos dispuestos a trabajar gratis ¿por qué iban a estarlo ellos?
5) Relativiza: no hagas nunca de una situación de desavenencia algo personal con un alumno. Los alumnos no te odian personalmente sino que eres el profesor y ellos alumnos así que la naturaleza les dicta cómo deben comportarse. Los problemas solamente se enquistan y se hacen amargos cuando nosotros como adultos los convertimos en algo personal ("me ha mirado mal", "me ha desafiado al levantarse de la silla", "lo ha dicho con tono de burla"). Al hacerlo entramos en un juego completamente destructivo. Si te enfadas, finge que te enfadas; si echas una bronca, finge que estás decepcionado. Hemos de ser actores en un escenario, como lo son ellos. No hagas de nada algo personal.
6) Evita el contacto físico: en la medida de lo posible trata de mantener una distancia física con los alumnos. Obviamente en ocasiones puedes golpear de broma a algún chico (varón) pero en general es recomendable respetar su espacio personal, como tu quieres que respeten el tuyo. Los chicos llegan hasta donde nosotros les dejamos, y lo mejor en esto es mantener una saludable distancia entre ellos y nosotros.
7) Respeta al alumno: no le hagas lo que no te gusta que hagan ellos. Educar gritando, amenazando, o exigiendo silencio mientras berreamos a dos centímetros de su cara es no respetarles. Son muy conscientes de su dignidad personal y cuando no les respetamos les estamos educando mal. Si quieres respeto muestra respeto. No tengas miedo de dejar una discusión con un alumno para después de clase. Discutir delante de sus compañeros es la receta para el desastre.
8) No abuses de la tecnología: esto es muy personal pero creo que tenemos que adaptar la teconología a la asignatura y no viceversa. Existe una cierta obsesión en la educación con las TIC hasta el punto de que se han convertido en un fin en sí mismo. No obstante, en mi opinión, uno tiene que incorporar aquello con lo que se siente cómodo y que ayuda a explicar la asignatura (que es el verdadero fin). Además, a veces, la tecnología nos roba el protagonismo: somos nosotros los verdaderos actores, no una presentación en Prezi.
9) Sonríe: entra sonriendo en clase y dedica unos minutos a preguntar qué tal el fin de semana, felicitar cumpleaños, dar pésames por muertes de abuelos, etc. Ayuda a encarar el comienzo de la clase, relaja a los alumnos y te relaja a ti. La sonrisa es el camino más corto entre dos personas y ayuda a enviar un mensaje de tranquilidad y control.
10) Acepta: no estás aquí para cambiar el mundo ni dar un vuelco a las vidas de los alumnos. El que se droga no va a dejar de hacerlo mágicamente porque has llegado tú, el que no estudia no va a empezar a hacerlo porque de repente tú has cambiado su perspectiva. No somos dioses ni debemos jugar a serlo sino que somos personas que deben transmitir un mensaje de aceptación a los chicos al mismo tiempo que empujamos suave pero firmemente hacia una mejora. Pero que mejoren o no depende de ellos, no de nosotros. Acepta esa dura verdad y vivirás más feliz.
Espero que os haya gustado.
¡Saludos filosóficos!