¡Hola compañeros!
Hoy es mi cumpleaños. Entrar en la treintena me hace reflexionar sobre cosas que nada tienen que ver con la edad y el paso del tiempo. Hablaros hoy sobre eso sería caer demasiado bajo en las redes de la predecibilidad. Así pues, lleno del vigor renovado que da saberse vivo y coleando, os hablo de un tema curioso y de cierto interés como pueden ser los dilemas éticos.
Un dilema ético consiste en una situación en la que decisión que se debe tomar no resulta del todo clara, pues se deben tener en cuenta diversos factores que afectan a nuestro juicio moral y ético sobre el asunto. Vamos que no tenemos ni idea de cuál es la decisión correcta y vamos oscilando terriblemente entre diversas opciones. Vamos a ver el ejemplo paradigmático de un dilema ético: el dilema del tren. Voy a intentar explicarlo del modo más gráfico posible.
Imaginemos una vía de tren por la que circula un tren. Al final de esa vía se da una bifurcación regulada por un cambio de agujas en el que nos encontramos nosotros. Es decir, tenemos el poder de decidir si el tren toma una vía u otra. Pues bien, da la terrorífica casualidad de que en una de las vías hay cinco personas atadas a la vía, de tal modo que el tren se dirige hacia ellas con un final previsiblemente desgaradable para los presentes. SIN EMBARGO, nosotros podemos evitar esa tragedia dirigiendo el tren por la otra vía (activando el cambio de agujas); el problema es que en la otra vía hay una persona atada. La pregunta interesante es: ¿activaríais el cambio de agujas matando a una persona para salvar a cinco o no tocaríais nada dejando morir a cinco pero salvando a una?
Creo que la mayoría de nosotros apretaríamos el botón del cambio de agujas bajo la premisa de elegir el mal menor pero muchas preguntas interesantes surgen aquí. ¿Qué derecho tenemos nosotros para decidir sobre si es mejor matar a una persona o a varias? ¿Qué ocurre si tenemos a cinco delincuentes y a una persona virtuosa? ¿Cambia entonces nuestro criterio? O simplemente imaginemos que la persona atada es un familiar querido y las cinco personas son desconocidas. Probablemente eso afectaría a nuestro criterio, pero ¿resultaría ético actuar llevado por los sentimientos sin considerar razones objetivas? Quizás otros decidieran no apretar el botón inhibiéndose de la situación completamente, pero ¿no es la inacción una decisión consciente? Al fin y al cabo, no actuar es una decisión y de eso precisamente estamos hablando aquí: de decisiones morales.
Compliquemos el asunto un poco más. Ahora imaginemos que la vía no tiene cambio de agujas ni bifurcación. La vía transcurre solitaria y siguen estando las mismas cinco personas atadas a ella. El tren se acerca y antes de llegar a ellas tiene que pasar por un andén donde casualmente nos encontramos un servidor y un tipo orondo y gordo. Evaluando la situación con la rapidez de reflejos que te da la profesión de profesor decides que si empujas a ese tipo gordo a la vía podrás parar el tren antes de que llegue a las cinco personas. ¿Lo empujaríais?
¿Os parece la misma situación? ¡Espero vuestros comentarios!
¡Saludos filosóficos!
Parece que la treintena te ha afectado...yo cumplí 30 hace cuatro días y tuve una pesadilla con un tren...¿casualidad?
ResponderEliminarEn respuesta a tu pregunta: NO me parece la misma situación.
¿Por qué no? En ambos casos sacrificamos a una persona para salvar a cinco. ¿Cuál es la diferencia?
Eliminar¡Gracias por comentar!
Me dejas con un mal cuerpo horroroso. Todo es fatal.
ResponderEliminarBueno es solamente un caso extremo para entender que no siempre es sencillo y claro elegir entre dos opciones morales.
Eliminar¡Gracias por comentar!
La verdad no habrá tiempo para pensarlo ..?
Eliminar¡Toodo el tiempo del mundo! ;)
EliminarJajajaja, yo ya conocía estos dilemas con el resto de sus variaciones. Es muy divertido, yo tiraría al gordo para ver como rebota la grasa al caer y durante el impacto del tren. Me reiría a carcajadas un buen rato.
ResponderEliminarNo lo dudo pequeño psicópata. ¿Qué es de tu vida?
EliminarHola, Yo creo que no tiraría al gordo, porque en esa accion yo tomo partido, mientras que en la otra puedo pensar que es el destino. Tu que opinas.
ResponderEliminarSlds.
El tema del destino siempre tiene truco porque haga lo que haga siempre puedo responsabilizar al destino (si lo hago, era el destino; si no lo hago, también).
EliminarPor otro lado, no actuar es una forma de tomar partido. O así lo veo yo al menos.
¡Gracias por comentar!
Que lance al hombre gordo a la vía no asegura que salve a los otros cinco, en cambio cambiar el tren de vía si lo asegura. Tampoco es la misma situación porque al empujar al hombre gordo mi participación es más activa, en el primer caso no tengo intención de hacer daño a nadie y en el segundo si.
ResponderEliminarO sea que parece que la intención es lo que cuenta, y no los resultados... Interesante...
Eliminar¡Gracias por comentar!
Por cierto, he descubierto el blog a través de BORG y me ha gustado, me pasaré habitualmente (soy arsasevilla).
EliminarUn saludo.
Hola.
ResponderEliminarPrimer dilema. Si la persona "no hace nada" entonces elige que el tren atropelle a cinco personas, y si activa el cambio de agujas entonces elige que el tren atropelle a una persona. Por lo tanto, como hay que elegir una cosa u otra, debería elegir la opción que menos muertos causa, suponiendo que todas las vidas en juego tengan igual valor bajo un criterio objetivo éticamente relevante.
Segundo dilema. Es el mismo dilema que el anterior, por lo tanto, la respuesta es la misma. El problema es que el contacto con la persona a la que se decide matar es mucho más directo, por lo que la parte emocional juega un mayor papel que la parte racional. Otra cosa es que no parece que un gordo pueda modificar el trayecto del tren tan claramente como lo hace un cambio de agujas, aunque se presupone la certeza de que el gordo parará el tren, por lo que la posibilidad de que el gordo no pare el tren se debe ignorar. Creo que, si en lugar de decidir una persona, tuviera que decidir un robot, lo programaríamos para que en este caso empujara al gordo.
Todas las opciones en los dos dilemas acaban en tragedia, solo que unas son más graves que las otras.
En mi blog tengo una entrada sobre un dilema parecido que me inventé:
Argumento: "El número de muertes no aumenta la gravedad de un hecho"
Saludos.
David.
Muchas gracias por comentar David. Has entendido perfectamente el dilema... Y no tiene respuesta ni solución sencilla. ¡Le echaré un ojo a tu dilema!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEn el criterio moral personal que tengo
ResponderEliminarNo me pareseria decente tener que asesinar a muchas o una persona
Si en mis manos esta salvar a todos, pero dar la vida, y saber si son ancianos
Si son jovenes
Maleantes etc.
Prefiero de tal caso
No matar
No seria heroina
Pero tampoco seria mala
Aun asi, creo que es mas facil dejar a la maquina que no tiene criterio moral
Pero que se que es lo que ara, que aserlo por mi cuenta propia, si yo misma estpy girda
Lo podria parar, ojo no me quiero suicidar, pero asi salvaria a todos, y cada quien su manera de pensar de pende a los criterios dados en casa, calle, escuela, etc.
Esto que comentas de la heroína me recuerda a lo de la peli: "prefiero morir como un héroe que vivir como un monstruo." Quizás lo mejor sería saltar nosotros en la vía, quién sabe.
Eliminar¡Gracias por comentar!
es muy interesante ver los factores y creo que ya entendi que es un dilema, de mi punto de vista tambien podrian haber mas opciones.
ResponderEliminarsi tengo el poder de salvar siempre aun mi desicion sera dañar a alguien, entonces si tengo la opcion por que no la de parar el tren y evitar un accidente trajico, la etica esta relacionada al sentimiento y lo que es correcto de acuerdo a mis valores y principios, lo del tren es interesante por que si lo asemejo a Dios el decidio atropellar a uno por salvarnos a todos murio el alma virtuosa por los pecadores pero lo hizo por que tenemos el poder de cambiar nuestros errores.
pero ya nuestra decision dependera de lo que jusgamos creamos mas correcto asi que sea cual sea nuestra desicion siempre sera criticada para bien o para mal.
Muy, muy interesante tu comparación entre este caso y la entrega de Jesucristo a los hombres por parte de su Padre. Esto suscita una buena pregunta: ¿está Dios al margen de la moralidad o debe considerarse sujeto a ella?
ResponderEliminar¡Gracias por comentar!
Creo que el ser humano no es quién para decidir sobre la vida de nadie. Por ello, veo factible decidir no decidir. En el fondo, es una decisión, e indirectamente estás decidiendo quién muere con la no acción, aunque creo que se distingue de ésta en que la decisión de no querer ser factor de decisión no cierra el paso a otros factores ajenos a uno mismo que sí puedan resultar decisivos.
ResponderEliminarLa no acción es decisiva: es elegir de forma directa el que muere y el que vive.
La decisión de no decidir no es decisiva a pesar de ser decisión: es elegir no ser factor decisivo viéndose uno mismo como algo incapaz de escoger ante tal situación y, por tanto, es dejar las cosas como están y bajo la posibilidad de intervención de otros factores ajenos a uno mismo que sí puedan resultar decisivos.
¿No sería viable?
Todos los días decidimos sobre las vidas de los demás. ¿Atropello a este transeúnte? ¿Dejo ileso a este peatón? No es una decisión banal ni alejada de nuestras vidas. No elegir es una elección.
Eliminar¡Gracias por comentar!
A mí me parece que el problema no está en la elección sino en el valor de una vida humana. Partiendo de esa base yo no puedo decidir sobre nadie porque creo que una vida humana es una dimensión infinita. Desde ese punto, ya sea una persona, ya sean cinco, la infinitud de dimensión humana es la misma, así que como es una decisión de una trascendencia tan grande que por más que quiera no puedo llegar a valorar ni comprender totalmente dado que es infinita, prefiero decidir no ser decisivo siendo así el factor decisivo cualquier otra cosa que un hipotético destino, una hipotética divinidad o un hipotético azar pongan en la situación planteada...
ResponderEliminarQué buena reflexión... Pensaré sobre lo que planteas. Gracias de nuevo por compartir tus ideas con nosotros.
EliminarSiempre hay mas opciones a escoger aunque no las menciones como hacer el cambio de bifurcación justo en la bifurcación para ver si puedes descarrilar el tren, por lo menos así tenias un plan de acción donde todo el mundo sobrevivía. Otro resultado es buscar objetos en el tren para tirarlos a la via e intentar pararlo (ya que no mencionas que estés encerrado o atado). Otra opción es la de poner tu seguridad por encima de los demas y saltar del tren, éticamente estas eligiendo preocuparte por tu seguridad antes de la de los demás, una vez fuera del tren ya no puedes hacer nada. Tambien puedes tirarte tu delante del tren en vez de al gordo, que es el que menos involucrado está en el asunto.
ResponderEliminarPero quizás la opción que más te beneficiaría sería la de matar a 5 personas en vez de a solo una. Digo esto porque el sentimiento de culpa es algo que ejercen los demas en ti, y si eliges a una persona sobre 5 no creo que te guarde rencor, solo afecto. Sin embargo las otras pueden pensar que habias dejado sus vidas en manos del destino.
Me llamo David por si me contestas.
Hola David,
EliminarSiempre hay más opciones por supuesto. Pero a efectos de realizar este experimento mental es necesario acotar irrealmente el espacio de acciones posibles.
En el fondo la pregunta de todo esto es la siguiente: ¿cuál es la idea detrás de la acción que realizo?
¡Un abrazo y gracias por comentar!
si debiese elegir entre 5 personas y un ser querido,elegiria salvar al ser querido,cuando tengo este tipo de problemas,o siempre que tengo un problema en el que debo elegir entre algo y un ser querido,elijo al ser querido porque eso se que me ara mas feliz,guiarte por la pasion siempre te hace feliz o al menos eso pienso yo
ResponderEliminarEs un criterio perfectamente válido...
Eliminar¡Un saludo!
El comentario llega tarde, lo siento, descubrí este blog hace poco. Primero darte la enhorabuena por esta gran reflexión, que además de profunda y brillante, es cierta. Es como una gran metáfora de la vida. A veces, es difícil e incluso imposible tomar una decisión, es algo que en cierto modo nos puede llegar a superar, que es mucho mayor a nuestras expectativas. Pero así es la vida, como un juego de cartas, en el que la jugada puede cambiar con un solo movimiento; como cambiar el tren de vía. Es todo o nada, es nada o todo. Cada vida humana es un regalo, una obra de Dios, que ha ido tomando forma, adquiriendo su aptitudes, creándose pues, una vida. ¿Y como destruir, como acabar con algo tan bello? Sería injusto. La proporción, no cuenta; cinco, uno...en este caso yo no vería números, si no vidas. ¿Y porque elegir, cuando se puede cambiar la jugada? Tirar las cartas sobre las mesas y repartirlas de nuevo, buscar las salidas, encontrar aquel camino que nos abra las puertas, cerrando aquellas que se quedaron atrás. Este dilema para usted, es como una ecuación camuflada por una larga serie de números, cuando en realidad, solo es la solución a tantos problemas. La X, es la incógnita a esta duda, pero solo si sabemos mirarla desde otra perspectiva, encontraremos la solución. La solución esta en Dios. La solución esta en nuestro corazón. Y, si se hubiesen tomado estas aptitudes, cualquier decisión tomada hubiese estado bien. Así que, abramos la mente a nuevas ideas, y rompamos la monotonía, y empecemos a dar sentido a la vida resolviendo y desatando las dudas de nuestro día a día.
ResponderEliminarGracias por la amabilidad y sencillez de su opinión, es usted un gran pensador, y si sigue así, creciendo en conocimientos en su día a día, llegará lejos :)
Un saludo Don Luis.
Muchas gracias por tu reflexión y por tus comentarios. Considero que sin lectores no podría llegar a ningún lado, pues como decían los africanos, si quieres ir rápido, ve solo, si quieres ir lejos, ve acompañado :)
Eliminarsi yo fuera budista... no tendría que tomar ninguna elección, porque estaría obligado a la contemplación y la no interferencia con el curso de los acontecimientos... pero no lo soy... aunque en ese momento podría elegir convertirme... pero aunque disfrazada, seria una elección de inacción... y sería lo mismo que elegir no cambiar las agujas, así que tendría que asumir la responsabilidad por mi elección... entonces sería mejor ser budista antes de que sepa que viene el tren... pero entonces tendría que elegir entre obedecer mis creencias y principios y contemplar, o rebelarme y actuar... asi que como dijo chakespeare... "that's the cuestion"... o como dijo Cantinflas "ahi está el detalle"... es un terrible dilema para cualquier hombre, pero... yo soy un ogro... ¿tengo morál? o mis acciones son amorales?... y solo en el caso de que mis acciones sean amorales...¿en que papel queda la ética en esté caso?... Agradezco desde ahora tu esfuerzo por aminorar mi ignorancia...
ResponderEliminarSiento decirte que difícilmente podré aminorar tu ignorancia. precisamente por ser un dilema dependerá de cada uno la respuesta.
EliminarSi las personas que están atadas a la vía están a la vista de el que decide o no el cambio de vías (en este caso: yo) mi pregunta es: ¿cómo no las vi cuando las ataban y las salvé antes de que llegara el tren? Tengo en mis manos el horario de los trenes, se en qué momento va a pasar por allí alguno, el que las ató tuvo tiempo para hacerlo, supuestamente yo también tengo tiempo para sacarlas de ese aprieto. No aparecí mágicamente en el lugar cuando ya era imposible hacerlo porque se acercaba el tren. De todas maneras no es ese el dilema que se plantea, pero hay tantas posibilidades que se escapan a su enunciación, que me he permitido una licencia, y agrego otra: justamente ese día llevo por casualidad una tijera en mi cartera (para cortar las sogas que sujetan a las 6 personas) y también un celular para pedir ayuda al 911. Al pobre señor gordo le perdono la vida, ya se bien yo que él no podrá detener el tren...
ResponderEliminarPues ya tienes la respuesta.
Eliminar¡Gracias por comentar!