¡Hola compañeros!:
Ya anuncié en la penúltima entrada que pronto os hablaría de los filósofos que defienden que no podemos ser libres. Son relativamente pocos comparados con aquellos que defienden la libertad pero aun así sus argumentos son poderosos y merece la pena que sean escuchados (o leídos, más bien). Ya adelantamos la teoría del bueno de Spinoza acerca de que en realidad no somos libres y que la libertad no es más que el desconocimiento de las causas que mueven la conducta del ser humano. En último término, para el autor, nuestra libertad es una ilusión producida por la ignorancia.
Lo interesante aquí está en comprobar que los ancestros intelectuales de Spinoza (reconocidos por él mismo) se encuentran muy lejos en el tiempo, allá por la época romana. El estoicismo es una escuela de filosofía que tuvo muchísimo predicamento en la época imperial romana porque sus ideas encajaban muy bien que el ideal romano acerca de cómo debe ser un buen ciudadano. El estoico más famoso fue Séneca y ya que tenemos a un ilustre hispano entre las filas de filósofos digamos algo sobre su pensamiento.
Para los estoicos el ser humano no es libre porque todos nos hallamos sujetos al destino (fatum), a la fatalidad. Ese destino gobierna nuestras vidas y hace que cualquiera de nuestras decisiones carezca de peso a la hora de regir nuestras vidas. Lo único que podemos hacer es contentarnos con aceptar aquello que el destino nos tenga reservado y no tratar de cambiar aquello que no se puede cambiar. No podemos elegir lo que nos ocurre pero sí la forma de afrontarlo. Existe por tanto una cierta libertad en el ámbito de la actitud, más que en el de los actos. El mundo y los dioses nos imponen una cierta realidad que no podemos -ni debemos- cambiar; no obstante, sí que podemos elegir aceptar estoicamente (valga la redundancia) lo que nos ocurra. Séneca es el autor de una de las frases más bellas e inspiradoras de la cultura romana:
Fata volentem ducunt, nolentem trahunt.
(El destino guía al que se somete y arrastra al que se resiste)
Resulta interesante comprobar cómo las filosofías de la necesidad surgen como una respuesta a una demanda social. Generalmente, terminan siendo filosofías consolatorias. Es decir, tratan de dar consuelo ante las desgracias de la vida mediante la asunción de que todo lo malo que nos ocurre en realidad no es culpa nuestra sino que es el destino el que nos pone frente a ello. Para estos pensadores (Spinoza incluido) la virtud más destacada del ser humano es la de aceptar sin pena ni alegría lo que el destino le tenga deparado. Hemos de ser fuertes y acorazados, sin caer en la depresión o en la euforia, pues en último término nada depende de nosotros y lo que hoy es tristeza mañana puede ser alegría (o viceversa). Hacer depender nuestra felicidad de todos esos bienes externos nos hace depender de poseerlos, lo cual en último término hace depender la felicidad de todo tipo de factores externos que poco o nada tienen que ver con nosotros.
Depositemos nuestra felicidad en un lugar del que no pueda sernos arrebatada, nuestro interior. Por eso dice que el "mayor imperio es el imperio de uno mismo". Él mismo no los recuerda:
¿Preguntas qué es la libertad? No ser esclavo de nada, de ninguna
necesidad, de ningún accidente y conservar la fortuna al alcance de la
mano.
¡Saludos filosóficos!
Un artículo muy ilustrativo acerca de la libertad. ¡Enhorabuena por el blog! Es gratificante descubrir que hay mucha gente en el mundo que se toma la "libertad virtual", con distintos fines, de crear espacios llenos de bellas y sabias palabras, repletas de historia, de pasado, presente y futuro, por muy controvertidas que sean.
ResponderEliminarEn mi opinión, la libertad, en una escala de valores, se encuentra al mismo nivel que la dignidad. Una vida humana sin dignidad ni libertad no merece la pena ser vivida. A mí no me interesaría...
Por otro lado, aunque el hombre sueña con la libertad también tiende a "necesitar" de un cierto sometimiento ya que una libertad absoluta en ocasiones se presenta excesivamente compleja. Y por ello somos propensos a imitar a otros, a inventar seres superiores, a creer a ciegas en la religión y a mirar al pasado para encontrar en nuestra cultura una guía de comportamiento.
En todo caso, aunque no exista una libertad de actuación absoluta en la sociedad, lo cual es comprensible, es tremendamente placentera la libertad de pensamiento y esa es propia y única, es auténtica, no depende de nada ni de nadie, tan sólo de uno mismo. Eso jamás deberíamos menospreciarlo. El pensamiento es vida interior.
Un saludo
Muchas gracias compañero por tu amable comentario. Pareces distinguir entre la libertad interior, que nadie puede arrebatarnos (o al menos es difícil) y la libertad exterior, que resulta más bien de una ausencia de coacción.
Eliminar¡Gracias por comentar!
En verdad este artículo es bastante es atinado e injusto a la vez al hablar de Spinoza. Por un lado cabe mencionar su espíritu moderno y mecanicista, según el cual sería posible descifrar racionalmente las leyes necesarias de nuestra existencia. Pero por otro lado, Spinoza nos abre a una concepción de libertad no ya como don o gracia, legado judeo-cristiano, sino más bien como potencia, y como potencia común. La libertad sería no ya un apriori, sino posibilidad. Y no es libertad individualista, sino más bien relacional, según la cual mi potencia será ampliada en cuanto las otras potencias también lo sean. Un legado rico, bello y de gran influencia en los filósofos modernos y contemporáneos.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo. De hecho, todo el movimiento romántico lo tendrá como padrino intelectual. Ya no soy libre porque alguien me ha hecho libre, sino porque puedo expandirme. Efectivamente abre la definición de libertad a nuevas fronteras.
EliminarMuchas gracias por comentar, random citizen!
hola estimado luis duran: me llamo marcelo corsico soy de argentina vivo en el sur de la provincia de buenos aires, y ayer estaba ayudando a mi hijo de 17 años que tiene que rendir filosofia en el colegio secundario, y buscando informacion descubri tu blog. me parecio muybueno porque acerca la filosofia a la gente comun, y aunque no nos damos cuenta usamos continuamente la filosofia para comportanos, o en nuestras creencias. cuando era chico fui a un colegio industrial (tecnico) y no tuve de materia a filosofia, pero habia leido algo, me gustaba el racionalismo. hace poco lei "mas platon y menos prozac", me gusto y empece a leer mas de filosofia ayudando a mi hijo para el colegio. realmente es apasionante y muy buena tu manera de relatar los capitulos del blog. estoy de vacaciones pero no puedo desde ayer dejar de leer el blog , te mando muchos saludos desde argentina y gracias por tu labor!
ResponderEliminarGracias a ti por tu amable comentario.
Eliminar¡Un saludo!
No tengo ni idea de si existe el libre albedrío o no pero si existe me parece que es muy escaso. XLMP
ResponderEliminarLa libertad es una ilusión. Todo lo que ocurre está siempre condicionado a eventos que sucedieron anteriormente y a imposiciones o contigencias de la misma existencia... lo que si podemos hacer es expandir nuestro entendimiento al aprender de cada situación que nos pone la vida en frente y conforme a este conocimiento, aceptar cada momento de la manera más bella posible.
ResponderEliminarLo curioso es que si la libertad no existe, si estamos determinados, también estamos determinados para tener la creencia del libre albedrío. Es muy paradojico. Luis Manteiga Pousa
ResponderEliminarEl libre albedrío ¿una ilusión...o una desilusión? Depende. A veces parece preferible el determinismo.
ResponderEliminar